"Hasta ahora los contenidos educativos estaban en los libros. Los buenos libros para la enseñanza son herramientas valiosas que apoyan y acompañan a profesores y alumnos. Al profesor le ayudan a marcar en la práctica los objetivos del currículo, demasiado lejano en su formulación al día a día del curso. A los alumnos les aporta acceso directo a información relevante e inteligible para ellos. A ambos les permite trabajar combinando instrucciones directas del profesor y trabajo autónomo de los alumnos. Por ello es difícil sustituirlos en la práctica educativa."
"La experiencia indica que la información suministrada sólo en pantalla, y especialmente aquella que necesita mayor fijación y trabajo personal, es insuficiente para producir buenos aprendizajes. En los lugares que se han quedado con la fórmula tecnología y sólo recursos digitales, la dinámica del aprendizaje se dispersa. Y el rendimiento no responde. La fórmula que opera en países punteros es una integración de tecnología con recursos digitales más un núcleo curricular básico desarrollado en buenos y ágiles libros."